Vaig voler adquirir El malaguanyat, però sembla que no existeix ja El malaguanyat i em van donar El malogrado. Mai havia trigat tant en llegir-me un llibre tan curt; sempre em podia la son, perquè me'l llegia abans d'anar a dormir, però finalment, lluny de Fastigosa, en la rigorosa calma que necessito jo per llegir-me Bernhard, vaig acabar-lo. Vaig doblegar una pàgina que em va semblar d'una actualitat notable. La transcriuré.
ba corrompido, dije, los socialistas, que ahora llevaban ya trece años en el poder, habían aprovechado ese poder al máximo y destruido totalmente el Estado. Mientras yo hablaba, la patrona asentía con la cabeza y, alternativamente, me miraba a mí y miraba por la ventana. Todos querían un gobierno socialista, dije, pero ahora ven que precisamente ese gobierno socialista lo ha derrochado todo, la palabra derrochado la había pronunciado intencionadamente con más claridad que todas las demás, y el haberla utilizado en general ni siquiera me avergonzaba, repetí la palabra derrochado varias veces aún, en relación con la bancarrota del Estado bajo nuestro gobierno socialista, y dije además que el canciller era un hombre vil, taimado y retorcido, que sólo había abusado del socialismo como vehículo para su perversa pasión de poder, como por lo demás todo gobierno, dije, todas esas personas no son más que ansiosos de poder, abyectos y sin escrúpulos, el Estado, que son ellos mismos, lo es todo para ellos, dije, y el pueblo, al que gobiernan, no significa nada para ellos, absolutamente nada. Yo soy ese pueblo y lo quiero, pero no quiero tener nada que ver con ese Estado, dije. Nuestro país no había llegado nunca en su historia a un punto tan bajo, dije, nunca aún en su historia habían sido gobernado por personas más viles y, por consiguiente, de menos carácter y más estúpidas. Pero el pueblo es tonto, dije, y es demasiado débil para cambiar una situación así, se deja engañar precisamente por personas retorcidas y ávidas de poder como las que ahora están en el gobierno. Probablemente, tampoco en las próximas elecciones cambiará nada de esta lamentable situación, dije, porque los austríacos son hombres de costumbres y se acostumbran también a la ciénaga en que, desde hace ya más de un decenio, chapotean. pobre pueblo, dije, Y por la palabra socialismo, dije, se siguen dejando engañar sobre todo los austríacos, aunque todo el mundo sabe que la palabra socialismo ha perdido su valor. Los socialistas no son ya socialistas, dije, ¡los socialistas de hoy son los nuevos explotadores, todo mentira!, le dije a la patrona que,
Thomas Bernhard, El malogrado, trad. Miguel Sáenz
Bon dia,
ResponEliminaBernhard era molt dur amb el seu país. Vaig llegir la setmana passada que l'animadversió d'Àustria contra el seu autor es podia comparar aquí amb Boadella.
Sento lo del càmping.
..és bo ser una mica anti-patriota. Serveix per curar el cofoisme, que és molt ridicul.
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